Historias que Inspiran
20 años con diabetes tipo 1 y vamos por más...
El 1 de julio de 2020 se cumplen 20 años que me detectaron la enfermedad. 20 años llenos de cambios y avances tecnológicos con respecto a la enfermedad. La enfermedad fue detectada a mis 10 años de edad luego de muchos malos diagnósticos "está incubando algo" "tiene parásitos", entre otros. Gracias a que me llevaron al hospital Garrahan, en 5 minutos, un médico que pasaba por la sala de espera me vio y reconoció lo que yo tenía, diabetes tipo 1.
Allí comenzó mi travesía, oxígeno, suero, antitetánica, inyecciones de insulina y muchos muchos pinchazos. 10 días bastaron para que comprendiera lo que me pasaba y como iba a ser mi vida de ahí en adelante. Durante todo ese tiempo escuché tantos mitos como "seguro debes comerte todo, por eso te dio", "no te debes cuidar", "te gusta mucho lo dulce" y una de las peores "no podes tener hijos". Luego de muchos años pasando por las etapas de duelo de la enfermedad, en 2014 quedé embarazada. Me controlé el doble de lo que me controlaba antes y visitaba a mi médico cada 15 días. Necesitaba hacerlo por ella, hacerlo por mí y para derribar el mito de que una persona diabética no puede tener hijos. Ella nació a las 37 semanas y por cesárea, sin problemas.
Desde ese momento quise comenzar a hablar más con la gente acerca de mi enfermedad, a concientizar, investigar los avances tecnológicos y estar cada vez mejor. Tenía alguien por quien luchar y que me necesitaba al 100%. Poco a poco fui dando a conocer mi enfermedad sin miedo ni vergüenza. Ya hace 3 años doy charlas en la escuela secundaria donde trabajo sobre lo que es vivir con diabetes tipo 1 y los mitos que hay acerca de la enfermedad, además de mostrarles todos los insumos que uso y qué tienen que hacer en el caso de tener a una persona cerca que tiene una hipoglucemia. Hoy en día vivo conectada a un microinfusor y a un sensor en mi brazo hace 6 meses y cuando la gente me pregunta en la calle que es lo tengo, sin ningún tipo de vergüenza les explico qué es y para qué sirve, lo mismo ocurre con el tatuaje que tengo en mi muñeca derecha, el cual dice diabetes tipo 1, un aviso por si me llega a ocurrir algo en la calle.
La diabetes no me controla, yo la controlo a ella, aunque haya días de altibajos, lo importante es no bajar los brazos y con la frente en alto educar a las personas a nuestro alrededor, aceptarnos y que nos acepten. #MenosMitosMasAmor
